TEO es un nombre propio no muy común, muchos de
nosotros, o al menos yo, lo asociamos al
protagonista de esa serie de cuentos infantiles de nombre homónimo en el que un
bondadoso niño descubre el mundo y aprende divirtiéndose.
TEO también son las siglas del Trail les Ermites d’Olesa,
donde, como ocurría en muchos libros de ese pequeño niño pelirrojo,
aprendí (más bien volví a poner a la
orden del día, “toque de atención”), lo importante que es planificar y analizar el
qué de una prueba.
Los números, eso sí lo tienen, dicen verdades y por
distancia y desnivel acumulado el plato principal de esta prueba se merecía una
mayor atención que la que le dí. La semana previa tampoco acompañó y el resultado
fue un “pajaroto” brutal, 2 terceras partes de avanza o revienta sin disfrutar
para nada de las vistas de Montserrat y alrededores que se alcanzaban en el
escarpado perfil de la prueba.
En los quilómetros finales, ya de bajada, pero cuando no se
puede hasta estas se hacen eternas, me enganche al compañero Xavi y pude llegar
a la línea de llegada, donde me reuní con Kohete (que sabiamente se había hecho
servir tan solo medio plato del día) y Martillo (que había explorado el rio
perfume).
El tema acabó como sigue:
Kohete 1h 20' 41''
Xavi 3h 47' 55''
Vatio 3h 47' 55''
… pero quizás lo más importante fue la lección recibida.
Salud!
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