Ya con los dorsales, procedimos a cambiarnos en los vestuarios del pabellón y a realizar la foto previa, momento en el que el corredor que amablemente se presto a hacernos la foto pronunció la frase que da título a la entrada de hoy: ¿de dónde sois con ése nombre? A mí se me pasó por la cabeza contestarle “¿de dónde soy o de dónde vengo? (emulando al célebre sr. Pelegrí Pelegrí Pelegrí), pero preferí callarme y centrarme en la foto…
Dado el trazado de la prueba (en forma de ocho), la organización dispuso un único avituallamiento intermedio por el que se pasaba dos veces: la primera a la altura del km 3,8 y la segunda a la altura del km 7,8.
Al correr completamente de noche, los miembros sofokaos perdimos las referencias entre nosotros pero todos éramos conscientes del orden en el que íbamos. Aunque cuál fue la sorpresa que me llevé al ascender la última rampa importante de la prueba en el km 8’5 aprox. y ver que el corredor que tenía justo delante de mí era Kohete tirando de riñones para vencer el desnivel. Decidí echar una mano a mi compañero y darle unos cariñosos empujoncitos en el culo para que pudiera superar los últimos metros de subida, mientras intentaba apretar el ritmo para dejarlo atrás y tratar de llegar a la meta antes que él.
Los últimos kilómetros de la prueba Kohete y yo los recorrimos juntos conscientes que sería el sprint final el que decidiría el peculiar “duelo sofokao”. Duelo que finalmente se llevó Kohete por una diferencia de 15 segundos respecto a mi. Los tiempos quedaron de la siguiente manera:
VATIO81 00:58:22
KOHETE65 01:05:06
GALANPARRA74 01:05:21
MARTILLO74 01:14:20
Una vez llegados todos a la meta con los tobillos sanos y salvos, cogimos las mochilas dispuestos a darnos una reconfortante ducha en el pabellón. Pero, ¡oh misterios de la naturaleza!, no había agua caliente y tuvimos que ducharnos con agua fría entre gritos y jadeos de los allí presentes (aunque debo reconocer que el agua fría te deja “como nuevo”). Para redimirse, la diosa Fortuna nos sonrío en forma de regalo por sorteo y Luis fue agraciado con unas mallas técnicas marca ASICS que tienen muy buena pinta.
Una vez limpios y agraciados, recogimos el bocadillo de butifarra y la bebida con la que nos obsequiaron y procedimos a comérnoslo junto al coche en plan botellón, escuchando por la radio el partido Mallorca-Barça, con tal fortuna que, en ese preciso momento, marcaba Ibrahimovic el gol que daba la victoria al Barça.
Los últimos minutos del encuentro los vimos por televisión en un bar mientras saboreábamos con placer nuestros cafés y la victoria del Barça… Una tarde-noche redonda.
GalanParra74
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