miércoles, 12 de febrero de 2014

Solamente



Permitidme, apreciados lectores, que esta vez la entrada del blog no haga referencia a una actividad atlética del grupo SofoKaos. Me gustaría dedicar las siguientes líneas a la memoria de un personaje que llenó nuestras vidas de risas y buen humor y que, desgraciadamente, nos dejó hace casi 5 años. Hablo ni más ni menos que de… esperad, dejemos que sea él mismo quien se presente: 

“Buenas noches, señoras y señores, soy Pepe Rubianes, actor galaico-catalán, digo «galaico» porque nací en Galicia, aunque casi nunca he vivido allí, y «catalán» porque he vivido siempre en Cataluña, aunque nunca he nacido aquí. Esto es una gracia, un gag. Si les hace gracia, se lo regalo, para ustedes..., ¡es malo de cojones!
La verdad sea dicha es que yo soy galaico-catalán, porque yo me llamo José Rubianes -en gallego «Rubians»- Alegret, lo cual quiere decir que Alegret, mi segundo apellido es originario de Cataluña, dado que mi tatarabuelo Marià Alegret era de Barcelona. Fue uno de aquellos empresarios catalanes que emigraron a Galicia a finales del siglo pasado para la explotación de la industria marisquera. Para allá se fueron una veintena de ellos. Se instalaron en las rías altas de Galicia. ¡Todos se hicieron multimillonarios, menos mi tatarabuelo! ¡Manda cojones! Con la almeja que hay allí, ¡no me jodas, por favor! Todos nadando en oro y en plata, menos él.
Lo que sí hizo mi tatarabuelo es conocer a mi tatarabuela, una gallega guapísima, Carmiña, de ojos verdes, con un fondo azulado igual que yo, rubia igual que yo, alta y esbelta igual que yo: yo he salido a mi tatarabuela.”


Estoy seguro, estimados lectores, que mientras estabais leyendo estas líneas, una sonrisa o quizás incluso una carcajada, habrá aflorado en vuestros rostros.  Ése es el sello que Pepe Rubianes dejó en nosotros: la capacidad de seguir emocionándonos a través de sus palabras. Y lo hizo de una forma simple, sencilla, entendedora, casi sin esfuerzo ni trabajo:

"El trabajar. El trabajar, ya saben ustedes, con todo lo que el trabajo conlleva: el trabajo dignifica al hombre, el trabajo te honra, el trabajo te realiza, el trabajo te pule...te abrillanta, te da esplendor.
¡El trabajo es la hostia! El trabajo hasta te pone cachondo ¡fíjate tú!
Hay que ver lo cachonda que va la gente  trabajar a las 6, 7 y 8 de la mañana.
Todo el mundo cantando y bailando por la calle:
-(Cantando) Vamos a trabajar lalalá.
-¿Dónde vais con esa marcha matinera?
-(Cantando) A traaa-baaaa-jaaaaar".

Recuerdo las veces que tuve la oportunidad de verlo actuar en directo: el teatro lleno a rebosar con un público que tenía la certeza de que iba a disfrutar como nunca del ESPECTACULO que le esperaba. En el escenario solo él, completamente vestido de negro, gesticulando y moviéndose sin parar de un lado a otro, sin dejar de hablar un solo segundo.  Sonrisas, risas y carcajadas llenaban la platea, interrumpidas únicamente por los atronadores aplausos y los vítores. Jamás he vuelto a disfrutar de un espectáculo como el suyo con ningún otro artista. Por eso, pasados casi 5 años de su muerte, he querido dedicarle estas breves líneas en recuerdo a su memoria y en agradecimiento por los inolvidables momentos que nos hizo pasar. Momentos míticos y onanísticos como este:

"-Bon dia a tothom!
-Que haveu vist al Pepe?
-Sí, se la està pelant ahí a la roca.
-A dos quarts de nou, ja se la estava pelant.
-I a quina hora ha baixat, tu?
-A les vuit ja estava ahí. Primer s’ha concentrat i després ja no para...
-I fins a quina hora està?
-Fins la tarda, quan cau el sol.
-I se la pela tota la estona?
-Tota, tota, tota...
-Però, es matarà, no?
-Se li’n va la vida pel pito.
-Però, encara no s’ha casat?
-Home, si se la està pelant, està solter?
Hombre, los casados no se la pelan. ¡Digo yo! Hombre, ¡cuidado!, no me cabe en la cabeza que un hombre, un casado, no pueda hacer eso. No, hombre, no, no, no, no... no me la pegan, no, hombre, no... Eso sería pecado mortal. Hombre, mira, yo no conozco ningún caso, igual ustedes sí, ¿eh? ¡Cuidao, no...! Mira el otro día un espectador dudaba, llamamos al Instituto de Investigaciones Científicas, por curiosidad, y nos dijeron que no; que a qué venía esa pregunta absurda; que no había, que no había... Que quizá, en el Cromagnon alguno... pero, claro, era por el frío ambiente, ya saben ustedes: el cambio de glaciación, la gente se frotaba para entrar en calor, y alguno frotando, frotando..."

El próximo 1 de marzo se cumplirán los 5 años de su desaparición, periodo tras el cual el ayuntamiento de Barcelona puede dedicar una calle a una persona relevante vinculada a la ciudad.
El Periodico de Catalunya ha emprendido una campaña de recogida de firmas para esta iniciativa. No tiene un carácter vinculante, puesto que es el ayuntamiento el que tiene la última palabra, pero si queréis uniros a ella, aquí os dejo el enlace.

Pepe, allí donde estés, gracias por hacer de nuestras vidas una experiencia más agradable y divertida.
¡Hasta siempre!
Galan

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